Compañeros, compañeras, familiares y buenos amigos; y recalco, buenos amigos, no profesores, porque como el mejor de los amigos han dejado huella en el camino de nuestras vidas. Siempre quedará algo más que el recuerdo. Hablo de las sensaciones, de lo buenos aprendido y de lo malo olvidado, de que nos han enseñado a ser personas. Agradecerles que atrás queden momentos, todos los momentos, los buenos, y los malos, que siempre acaban llamándose experiencias, pues de todo se aprende.
Nunca es fácil irse de casa, ya hemos hecho las maletas y nos mostramos dispuestos a salir, pero el lastre de la nostalgia pesa. En esta velada trataremos de despedirnos, de salir por la puerta grande, a nuestros propios hombros, porque si salimos es por nuestro esfuerzo y el de los que nos han apoyado. Les debemos un adiós a esos niños de infantil que jugaban por el suelo, una despedida a los chicos de tercero de primaria que se jugaron las estampas en el recreo. Esta noche le guiñamos el ojo al alumno de cuarto que crea arte en nuevos soportes, a esos que sienten melancolía al ver las fotos del pasado.
Abrimos la puerta, ¿y que hay detrás?, el futuro, algunos seguiremos juntos por ese sendero, pero en general nos dispersaremos. Físicamente lejos, cercanos en la memoria. De corazón creo que todos seremos capaces de avanzar, llegar al pasado mañana ideal para cada uno. Les expreso mis mayores deseos a cada persona que esta en esta sala. Siento orgullo, me voy, pero con la cabeza alta. Me volverán a ver entre estas paredes, ojala les vea a ustedes entre ellas también contando sus nuevas gestas y aventuras, ya dijo Chaplin: “El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto” . Con esto doy un hasta luego, reitero, hasta luego.
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